Aunque nos resulte difícil debido a todos los cambios de rumbo que se han producido e intentando ser lo más riguroso posible, vamos a recordar qué cambios en la edad de jubilación hemos tenido a lo largo de estos dos últimos años.

Desde el año 2013, la ley de pensiones obliga a nuestros mayores a trabajar más años y cobrar menos. Esto se debe debido a reformas para reformular y sostener el sistema actual de Seguridad Social que tenemos.

Con la llegada de este último año 2018 se cambiaron los requisitos para acceder a la jubilación con respecto a años anteriores, y en este post veremos cuales fueron y los que le precedieron para entender cuáles veremos en 2019.

Lo que veíamos anteriormente antes de 2018 era que la edad de jubilación aumentaba un mes por cada ejercicio, pero con la llegada del 2018, se incrementó en dos meses cada año hasta 2027. La edad para jubilarse se sitúa en los trabajadores españoles hasta los 67 años en ese mismo periodo.

Por lo tanto, las personas que han decidido jubilarse este año con el 100% de la pensión deberían tener cumplidos los 65 años y cinco meses más.

Esto es, a fin de cuentas, el retraso de la edad de jubilación, que para el sistema público ha tenido sus ventajas. Entre ellas se encuentra que van a tener más población activa que financie las pensiones y, por otro lado, dilatarán el tiempo de cobro de las pensiones.

Excepciones en el retraso de la edad de jubilación

Aunque parezca todo un despropósito con los cambios en la edad de jubilación y con esto de alargar en dos años la edad para jubilare, lo cierto es que no se aplica a todos los ciudadanos por igual.

Si encontramos a una persona que tenga cotizados 36 años y tres meses o más podrá retirarse sin problemas a los 65 años de edad y cobrará su pensión íntegramente.

Todo esto surge porque se ha analizado a la población actual, y se ha llegado a la conclusión de que la generación actual que se está jubilando ahora comenzó a trabajar muy joven y, por tanto, acumula muchos años para poder elegir retirarse en los 65 años sin tener que esperar dos años más.

De seguir en esta línea, los únicos que van a padecer inconvenientes con esta modificación en la edad de jubilación van a ser los jóvenes de hoy en día. Éstos han comenzado a trabajar y cotizar más tarde y con sueldos mucho más bajos que antaño, por lo que no contarán con esta ventaja, y las mujeres también contarán con alguna que otra laguna en su cotización final.

Cambios observados en la jubilación anticipada voluntaria

Con la entrada del año 2017, se aplicaron cambios en los requisitos para obtener el retiro profesional de manera voluntaria. La jubilación anticipada se retrasó hasta los 63 años y cinco meses de edad. Esta norma se estableció para tener vigencia hasta 2027, año en el cual se establecerá en los 65 años.

Para poder obtener esta anticipación, además, es necesario contar con al menos 35 años de cotización y, por cada trimestre que vayamos a adelantar de la edad oficial, se sufrirá una penalización que puede ir del 2% de la base reguladora (si no se llegan a 38,5 años cotizados), hasta el 1,625% si contamos con más de 44,5 años de trabajo.

Por otro lado, la jubilación forzosa se puede hacer hasta con 4 años de adelanto, siendo necesarios al menos 33 años cotizados mínimos.

¿Qué ocurrirá nuevo en 2019?

Además de seguir aplicándose normas y leyes que ya estaban en vigor desde 2013 o 2017, con el 1 de enero de 2018 se incorporaron novedades y ya las estamos viendo aplicadas en nuestras edades de jubilación y años cotizados respectivamente.

Los cambios para el año 2019 se están aún fraguando, pero los pensionistas están pendientes de qué podrá afectar a su jubilación con respecto a años anteriores.

Según datos obtenidos de UGT, a partir de 2019 se producirá una reducción de la cuantía de las nuevas pensiones de jubilación. En este próximo año entrará en vigor otra medida denominada Factor de Sostenibilidad de las pensiones públicas.

Esta reforma producirá una reducción de la cuantía de las nuevas pensiones del 4% cada década y de forma acumulativa. Por otro lado, en 10 años se retrasará en al menos 9 meses la edad media de jubilación en nuestro país, y será una de las más elevadas de la Unión Europea.

Otra novedad que encontraremos el próximo año 2019 será el Índice de Revalorización Anual de las Pensiones, según un informe del Gobierno. En dicho documento se cita que este índice jugará un papel predominante a la hora de congelar el gasto en pensiones.

Para comprender esto mejor, bastará con un claro ejemplo. En 2019 una pensión de jubilación de aproximadamente 1000 euros al mes no llegará a 960 euros en una década y así progresivamente.

Además, a esto habría que añadir la pérdida de poder adquisitivo de los pensionistas a tenor de dicho índice comentado anteriormente. Esto es que se evita que las pensiones se revaloricen en relación al IPC, produciéndose así un empobrecimiento de los jubilados en su día a día.

Añadido a esto, se prevé que el número de pensionistas vaya en aumento en los próximos años, concretamente en más de 6 millones de personas. Esto en cifras apunta que, si en 2013 el gasto en pensiones sumaba un 11,8% del PIB, para 2050 será de un 12,3% y, desde ahí a 2060, será cuando descienda según estimaciones del propio Gobierno.

Actualmente, la pensión media de jubilación se encuentra en unos 1.060 euros y la media de todas las pensiones en 918€, según los datos de abril de la Seguridad Social.

Añadido: MODIFICACIONES EN EL PGE 2018

Entre las novedades sobre la pensión de jubilación existentes en los PGE 2018, encontramos el retraso en la utilización del factor de sostenibilidad como medio para la limitación del incremento de las pensiones de jubilación de 2019 hasta 2023.

Como hemos tenido la oportunidad de analizar en un primer momento este factor de sostenibilidad únicamente se aplicaría a las pensiones que se causasen a partir del 1 de enero de 2019. No obstante, la entrada en vigor de este aspecto clave para la reducción de las pensiones del futuro, se aplicará -tras modificación realizada con efectos de 05/07/2108 por la DF 38ª, PGE 2018  – el 1 de enero de 2023, matizándose que esta aplicación «se llevará a cabo una vez que, en el seno de la Comisión de Seguimiento y Evaluación de los Acuerdos del Pacto de Toledo, se alcance un acuerdo acerca de la aplicación de las medidas necesarias para garantizar la sostenibilidad del sistema», pero, en todo caso, en el 2023.

El retraso en la puesta en marcha del factor de sostenibilidad, que de inicio resulta positivo para los futuros jubilados, ha supuesto un grave perjuicio para muchos prejubilados que, ante su inminente aplicación para 2019, optaron por prejubilarse el pasado 2018, con la intención de evitar cualquier efecto nocivo a largo o medio plazo sobre su pensión.