La pregunta ya está en el aire desde hace tiempo y, no, no es ciencia ficción, esto será más real de lo que creemos en poco tiempo.

¿Comeremos carne sintética creada en laboratorios en un futuro cercano?

La respuesta es sí, de forma aplastante. Y es que, debido a la actual concienciación humana por el impacto ecológico de la sobreproducción cárnica, el bienestar animal, las alternativas alimentarias (veganismo) y la ética sobre la alimentación más saludable han hecho que se busque esta solución. 

¿Por qué necesitamos una alternativa a la carne convencional? 

La industria cárnica es la que, a día de hoy, consume la mayor parte del agua que tenemos los seres vivos. Para crear un kilo de carne de ternera, por ejemplo, se necesita unos 100.000 litros de agua. 

Con estas cifras no es de extrañar que haya ya expertos que quieran ahorrar esa alta cantidad del recurso básico de todos ante las sequías que se viven en muchos puntos del planeta. 

¿La solución?

La carne sintética, vegana y ecológica. Son tres tipos de carne que cumplen una misma función para los consumidores: no contaminan al planeta y, además, no se está extrayendo de un animal, punto importante para los que optan por no comer nada de origen animal o vegetal. 

Empezamos con la carne sintética, la que crea más curiosidad. Su origen proviene del año 2013 cuando se creó una hamburguesa totalmente artificial en un restaurante de Londres. Se consiguió gracias a un cultivo en un laboratorio de células madre extraídas de un tejido animal mediante una biopsia. Tras un largo proceso, se extrajo la primera muestra y pudo ser degustada en poco tiempo. 

Se prevé que para 2020 estará presente en supermercados y será una opción –tan válida como otra cualquiera- para alimentarse. ¿Es saludable un producto creado en un laboratorio? Pues sí porque se trata de un proceso donde no intervienen químicos, algo poco garantizado en carnes tradicionales.

La segunda apuesta en este mundo cambiante para la “healthy food” es la carne vegana. Una alternativa que ya está triunfando entre los consumidores que han decidido dejar a un lado todo aquello que proceda de un ser vivo. Numerosos ingredientes pueden formar parte de esa carne vegana. 

Desde tofu, soja, seitán, tempeh… las opciones son múltiples y aportan nutrientes básicos igual de importantes que la carne tradicional. Con esta carne vegana se pueden crear salchichas, hamburguesas, filetes y muchas otras recetas para platos de escándalo.

Finalmente, la carne ecológica es una carne –convencional- pero creada a partir de una ganadería ecológica. Es una tercera alternativa que, aunque sea de origen animal, respeta al ganado antes de conseguir esa carne y ayuda a mejorar así en cuanto a bienestar animal se refiere. 

Para que una carne sea considerada ecológica, se ha tenido que criar al animal en una finca sin insecticida, pesticida o tratamiento químico alguno en, al menos, 3 años. Los animales, además, deben tener una alimentación bajo una dieta equilibrada y saludable y, el matadero donde finalmente se extrae la carne, debe seguir unas normas ecológicas estrictas.  

Todo esto hace que se genere una carne con multitud de propiedades para la salud de los consumidores y el medio ambiente. 

Es innegable que algo está cambiando actualmente en la forma de alimentarnos, ¡y qué mejor que sea a mejor! Comer bien y respetando nuestros entorno también es posible.