Con tanto ajetreo diario necesitamos momentos de relax y desconexión. Puede ser a través de un viaje, una tarde de sofá y películas o, por qué no, una sesión de balneario. ¡Eso sí, en casa!

Sin salir de nuestro hogar y exponernos a la situación sanitaria. Así es la forma que hoy te proponemos alternativa mientras se reanuda el programa de termalismo, que se canceló debido a la COVID-19.

Además de para cuidar de nuestra salud y la de nuestros familiares, esta forma de relajación es idónea para el bolsillo, pues sin gastar mucho vamos a poder crear un momento de tranquilidad y ayudar a prevenir enfermedades.

¿Cómo conseguir una sesión de balneario sin salir de casa?

Ya venían haciendo esta práctica desde la época griega. Hipócrates, en el año 460 a.C. vio cómo, a través de los tratamientos de agua, podía restablecer el equilibrio del cuerpo y utilizó el agua para curar dolores de heridas, musculares, procesos inflamatorios, erupciones cutáneas, entre otras afecciones.

Más tarde le siguieron los romanos. Éstos, gracias a las prácticas de hidroterapia llegaron a muchas ciudades e instauraron las termas públicas por casi toda Europa. Desde entonces, hasta la actualidad, esta práctica se ha ido extendiendo más y más y evolucionando en las culturas hasta lo que conocemos actualmente en los balnearios y centros especializados.

Hoy vamos a llevar esa costumbre a una sesión en casa, algo sencillo que aportará a tu cuerpo numerosos beneficios.

Para recrear la composición de las aguas termales prepararemos, en principio, una bañera con las siguientes características:

La temperatura debe encontrarse entre los 35 a 45 grados y estar llena hasta la mitad aproximadamente (200 litros de agua para poner sumergir todo el cuerpo al completo). En esta agua añadiremos 2 kilos de sal marina y disolverla. Así vamos a tener una concentración de sal del 20%.

¿Qué ventajas conseguimos con este baño termal casero?

Al sumergir el cuerpo en esta agua caliente salada vamos a hacer que los poros se dilaten y que se produzca la ósmosis, es decir, el agua de nuestro cuerpo sale a través de esos poros abiertos y así potenciamos la capacidad de la piel para expulsar sustancias nocivas.

Además, esta solución salada ayudará a que nuestra piel transpire y elimine grasas, amoniaco que reside en ella, ácido úrico, CO2, entre otros elementos. Estamos facilitando el trabajo, por otro lado, de los riñones, pulmones e hígado que son las principales vías depurativas del cuerpo.

Otro beneficio que conseguimos con los baños termales caseros es que disminuya la acidez de nuestro cuerpo y así tendremos un pH más alcalino, ideal para una buena salud. Eliminaremos sales minerales para el buen funcionamiento celular que es una buena práctica en pacientes con cáncer.

Consejos para una buena experiencia termal

Para disfrutar al máximo de este momento de relajación y desconexión te vamos a dar una serie de pautas para realizar el baño de sal adecuadamente.

Para empezar, es recomendable realizar un peeling en la piel para arrastrar las células muertas y dejar los poros preparados para el baño. Es aconsejable realizar 1 o 2 baños a la semana, sobre todo para personas que tengan el cuerpo muy ácido o padezcan enfermedades.

La duración del baño termal debería ser aproximadamente media hora para un mejor efecto.

Para personas que no tengan la posibilidad de realizar baños por no tener bañera en casa, también pueden sumergir los pies en un recipiente de unos 5 litros y añadir 100g de sal.

Finalmente, es importante que creemos un ambiente de relax para aprovechar al máximo el efecto de baño. Al terminar, nuestra sensación será de un total estado de bienestar corporal y mental, pues no solo la sal limpia a nivel de la piel, sino que es emocional y energético.

¡Saldrás como nuevo!