Con mucho amor y mucho cariño.

Así es el secreto de la receta más famosa de los más golosos que adoran el periodo de Semana Santa.

Las torrijas son el postre típico más deseado por los amantes del dulce. La excusa perfecta para invitar a familiares y amigos, de elaboración sencilla y con ingredientes accesibles y muy baratos.

Un plato de lujo que, sobre todo, las personas mayores adoran hacer para la familia cuando se reunen. Cada persona le aporta su toque final, el punto maestro de un buen repostero y que, a diferencia de los que podemos encontrar en pastelerías, no tienen ese amor incondicional en su elaboración.

¿Cuál es el origen de las torrijas?

Un postre de origen muy humilde y que no requiere mucha preparación. Así es actualmente y así ha sido siempre.

Aparece documentada por primera vez la torrija en un libro del dramaturgo Juan del Encina sobre el siglo XV, donde es recomendado su consumo para recuperarse tras un parto. Posteriormente también se consumía, por el siglo XX, sobre todo en Madrid, en los bares acompañada de un vino, como tapa.

La asociación a un postre en Semana Santa no está muy clara. Se cree que, al no consumir carne en esta época, el pan era más consumido y, por tanto, sobraba más, por lo que se tenía que aprovechar de alguna manera.

Hoy día compramos un pan especial para la realización de torrijas, aunque antaño no fuese así. Algo muy paradójico.

Elaboración de las torrijas perfectas

Hacer unas buenas torrijas no tiene nada de misterio. Podemos copiarles la receta a nuestros abuelos, padres o realizar la nuestra propia.

Lo primero de todo, y principal, prepara los ingredientes. Escoge lo que necesitas y ten a mano todo para que no te falte algo a última hora.

INGREDIENTES:

Lo imprescindible es pan, leche, huevo y azúcar. El pan puede ser especial de torrijas o del día anterior.

Elaboración:

  1. Procedemos a calentar la leche, aproximadamente un litro en un cazo (a ser posible leche entera) y le vertemos 100 gramos de azúcar y un poco de canela. Retiramos antes de que hierva habiendo mezclado todo bien.
  2. Seguidamente empapamos el pan en la leche, previamente cortado en rodajas, no muy finas. Empaparlas bien y dejarlas reposar en una bandeja cinco minutos.
  3. Batimos los huevos y vamos preparando un sartén con aceite para freír las torrijas. Tras reposar, pasamos las torrijas por el huevo y a freír unos dos minutos.
  4. Finalmente, tras sacarlas de la sartén, las volvemos a colocar en una bandeja y espolvoreamos azúcar en ellas y canela al gusto. También podemos hacer la mezcla de azúcar y canela primero y espolvorearlo todo junto u optar por otros toques finales.
  5. Añadimos toques finales al gusto. Los más conocidos son la miel, con la que conseguiremos torrijas muy golosas, hasta almibares caseros o mermeladas, pasando por frutas o también chocolate.

Y a ti, ¿cómo te gustan más? ¿tienes una receta propia que quieras compartir con los amantes incondicionales de las torrijas?. Déjanoslo en comentarios y te aseguramos que las probaremos todas.