Se pueden confundir, pero no son lo mismo. Los términos spa y balneario, pese a parecer sinónimos, incluso, idénticos espacios, tienen más diferencias que similitudes a la hora de ofrecer servicios a los clientes.

Hoy vamos a conocer las verdaderas disparidades que encontramos entre las palabras balneario y spa, a menudo usados indistintamente, pero con una clara diferenciación.

Llevamos ya unos cuantos años con un auge de la hidroterapia para mejora de nuestra salud, tanto física como mental, así como para tratamiento de algunas enfermedades o dolencias localizadas.

Siempre que pensamos en acudir a algún sitio para descansar, desconectar, y volver renovado, qué se nos viene a la mente, ¿un balneario o un spa? Es un error tratarlos como sinónimos, porque cada uno nos ofrece cosas completamente diferentes.

Pero, eso sí, tanto uno como otro tienen un fin común, obtener beneficios y mejorar la salud a través de la acción del agua o por medio de ella.

La gran diferencia radica en el tipo de agua usada. Mientras que, si acudimos a un spa, el agua que vamos a encontrar es la potable de red pública, un balneario tiene aguas mineromedicinales de manantial propio con propiedades beneficiosas para los clientes, según la composición de las aguas.

Por tanto, es un hecho fehaciente que, el balneario solo se puede ubicar donde se encuentro su manantial o cerca de él para aprovechar el caudal de sus aguas con fines terapéuticos, sin embargo, el spa podemos encontrarlo donde sea.

El enclave de los balnearios suele ser un espacio natural, tranquilo, de belleza indiscutible y con cierta tradición histórica, pues la mayoría de estos centros datan de fechas muy remotas que se han ido conservando o restaurando para seguir dando servicio a los clientes.

Si necesitamos conocer más diferencias entre ambos conceptos, encontraremos que, además, el balneario es un centro que, obligatoriamente tendrá en su plantilla profesionales sanitarios y servicio médico para el tratamiento de casos de curas termales. Legalmente, un balneario realiza todos sus servicios bajo supervisión médica y está controlado y legislado por las diferentes comunidades autónomas.

Por su parte, el spa, según definición del Instituto de Turismo de España de 2008, es un centro donde “se realizan diferentes tipos de tratamientos preventivos, estéticos y/o de relax, utilizando agua potable sin propiedades específicas. No son aguas mineromedicinales o termales, ni tampoco es agua del mar. Es agua potable a la que se le suele añadir aditivos para aumentar sus efectos relajantes o estéticos.”

Si bien los spas cuentan con instalaciones de hidroterapia, sus aguas únicamente están enriquecidas artificialmente, no provienen de manantiales naturales.

La mayoría de los spas están ubicados en las ciudades, en los núcleos más urbanos para contrarrestar el frenesí de la urbe y relajarse para volver a conectar con la rutina diaria.

En resumen, dependiendo del tipo de tratamiento que necesitemos, debemos acudir a un balneario o un spa, pues las aguas de cada lugar serán completamente diferentes y nos aportarán beneficios físicos y mentales diversos.

Si elegimos spas en la ciudad, podemos encontrar gran variedad de estos establecimientos con una amplia carta de servicios al ciudadano. Por otro lado, los balnearios también se encuentran en muchas zonas geográficas de España y Europa donde poder acudir y, aprovechar la visita para conocer el entorno que les rodea.

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