Nassim Nicholas Taleb, un financiero libanés, ha conseguido mover el concepto antifrágil y aplicarlo como fórmula de éxito en el nuevo mundo para beneficio de la sociedad en varios aspectos de la vida diaria.

El beneficio de la fragilidad es usar el estrés o los pequeños errores de nuestra vida, bien gestionados, para avanzar y evolucionar positivamente. Como bien se diría, según el refranero, no sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes. Y es que, aunque sea llevado al extremo este dicho, lo cierto es que, si no conocemos el agobio, la ansiedad, etc. no vamos a saber cómo corregirlo para obtener una salud poderosa (o una estabilidad económica, o una vida amorosa plena).

Básicamente, se trata de adaptarse y corregir errores, y de eso sabe mucho el intelectual Taleb, autor del libro Antifrágil: Las cosas que se benefician del desorden , donde nos viene a referir a las cosas buenas que salen adelante en momentos de crisis.

Ser conscientes de los errores que cometemos diariamente nos acerca a la antifragilidad. Debemos saber gestionar adecuadamente esta debilidad para mejorar a base de fallos y progresar hacia lo antifrágil. Una lucha que crea valor a largo plazo y que nos añade más ventajas de las que pensamos.

Centrándonos en la salud, un estrés bien tolerado puede ser ventajoso para nuestra fortaleza física. El pensador libanés, Taleb, tiene la mejor receta para gestionar bien esta superación personal o colectiva a base de un entrenamiento que nos ayude a aumentar nuestras capacidades de gestión y potenciar la salud antifrágil.

“El gran peligro de nuestro tiempo está causado por los remedios que ponemos para acabar con la enfermedad”

Los humanos nos pasamos gran parte de nuestra vida buscando remedios para ciertos aspectos, pero lo único que conseguimos con ello es provocar nuevos y más elevados riesgos. Taleb comenta que, “tantos “medicamentos” no sólo no nos protegen de las enfermedades, sino que nos crean nuevas. “Si yo tomo un ibuprofeno, estoy metiendo en mi cuerpo una sustancia que tiene un efecto impredecible, y más aún si lo hago con frecuencia”.

Lo mismo si este pensamiento lo extrapolamos a otros ámbitos sociales como política, economía, sociedad…

Si no existe riesgo, no es válido. Hay que jugarse algo propio y los expertos, por regla general no lo hacen.

Taleb nos pone el ejemplo de un piloto de avión y de un médico. Son profesionales de los que fiarse, ya que, si fallan, el piloto pone en riesgo vidas de otras personas ajenas, y algo tan importante como su propia vida; el médico, por su parte, no volvería a ejercer y pagaría una indemnización a la compañía de seguros altísima.

Pero los políticos no se rigen de la misma forma. Ellos nos se juegan nada y no han hecho nada previo para tenerles como referentes. “No preguntes a los expertos qué debes hacer, sino qué han hecho ellos y qué se están jugando”.

Finalmente, Taleb nos habla en su filosofía (reflejada en el libro), de la vía negativa de esta antifragilidad.

Rescatado de Tomás de Aquino, donde ya afirmaba que Dios no se encuentra en lo positivo, si no en lo negativo. Es más fácil conseguir saber qué no funciona, que aquello que sí. Por ejemplo, en economía, sabemos que no debemos hacer para acabar con el déficit, aunque es más difícil saber qué hay que hacer para remontar.

Nassim Nicholas Taleb se centra en la incertidumbre como algo deseable, incluso necesario, y propone que las cosas se construyan de una forma antifrágil. Lo antifrágil es inmune a los errores de predicción.

Si te ha interesado te dejamos el enlace al libro en amazon por si quieres leer directamente de la fuente.

Antifrágil: las cosas que se benefician del desorden (Nassim Nicholas Taleb)