Según la vicepresidenta de la SEEGG (Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica), María Victoria García, el abuso y el maltrato en el grupo de personas de más años aumenta en los meses estivales, ya sea en forma de abandono, cambio de cuidadores, distanciamiento, legislativo, soledad, etc.

Vivimos en una sociedad actual concienciada con el maltrato e incidimos en el tema de la violencia de forma general, pero apenas hacemos caso al grupo de avanzada edad y es que, el maltrato en la vejez es uno de los menos trabajados, pero el que más repercute en la salud del afectado.

En verano se producen más cambios en las actividades cotidianas de las personas, pero en nuestros mayores puede suponer, depende de la variabilidad, una forma de maltrato hacia su situación.

La desatención que han sufrido estos dos años de pandemia los mayores ha sido notoria, y ha dejado de ser un tabú su sufrimiento a raíz del colapso sanitario y el aislamiento en las residencias.

Pero esto no significa que se haya erradicado este tabú, si no que la sociedad está empezando a ser consciente de la dimensión real del problema hasta ahora poco conocido y valorado.

Las estadísticas así lo demuestran: solo en 2020, cerca de 5.000 personas de más de 65 años de edad denunciaron maltrato en el ámbito familiar -físico y psicológico-, con la consiguiente puesta en marcha, cada vez más evidente, de la desheredación de padres a sus hijos por razones de desatención.

Y es que, el maltrato no siempre tiene que ser físico.

Como bien apuntamos, el maltrato en personas de edad suele ser más psicológico y de edadismo, en el trabajo, sobre todo, y en el uso de nuevas tecnologías, donde la mayoría se suele sentir excluido al 100%.

“Los mayores no tienen porqué tener ningún derecho nuevo adoptado, si no los mismos que tenían 40 años menos”, según punta Vicente Pérez, director de la Confederación Estatal de Mayores Activos.

Es recurrente escuchar frases como ‘Eres ya muy viejo para hacer esto o aquello’, ‘La guerra que das’, ‘Eres peor que un crío’, ‘Deja que ya lo hago yo que tú tardas mucho’ o ‘No toques aquí, que de esto no entiendes’.

En verano, y tras la pandemia, se ha extendido la idea de que los mayores son vulnerables y no lo son.

También en las residencias se dan casos de maltrato y no debemos obviarlo. Aunque son datos que no suelen salir a la luz, debido a la pandemia, y según Comunidades Autónomas, las situaciones varían para la situación de las personas mayores.

No se ha retomado a la normalidad en las residencias, y muchas de ellas siguen pidiendo cita previa, lo que dificulta que los jubilados puedan tener una vida cotidiana normalizada. En el verano, además, no se deja salir a la calle a los mayores, y pasan todo el rato encerrados, lo que conlleva un desgaste mental y físico perjudicial para su salud.

Aunque, no todo es malo, lo cierto es que hay cosas que han ido cambiando. El Estado y las CCAA se están planteando varias acciones para solventar alguno de estos problemas como la reducción del tamaño de las residencias, diseño de protocolos contra los abusos y acreditar la calidad de los centros, invertir más en formación, pagar más por plaza, procesos de inspección más rutinarios, entre otras tareas pendientes.

Hay que concienciar sobre el maltrato a los mayores y dejar de verlo como un tabú.

En la página web de AESFAS hemos habilitado un artículo destinado a saber cómo denunciar los maltratos o abuso a las personas mayores.

La opción a la que más se recurre en estos casos es la de acudir directamente a la policía para interponer una denuncia. Pero también te contamos otras alternativas a tener en cuenta que ofrecen diferentes asociaciones.

¡Nadie está solo nunca, no lo olvides!