No todo lo que puedes comer se encuentra en las grandes superficies. A veces, solo basta con dar un paseo por el campo y elegir las mejores plantas silvestres comestibles para recibir unos valores nutricionales y medicinales excepcionales.

Nuestros antepasados ya lo hacían y parece que se nos han olvidado las buenas costumbres.

Pasear por la naturaleza y escoger hierbas silvestres y verduras comestibles es una acción que se debería recuperar porque contienen un alto valor gastronómico.

Desde malvas, ortigas, dientes de león o saúco, pasando por verdolaga o cardillos, una selección de plantas y hierbas que están, tímidamente, emergiendo como opción para consumir y ser una alternativa a todo lo que ya existe en los supermercados.

La naturaleza nos regala, sin pedir nada a cambio, un sinfín de plantas y hierbas comestibles y tenemos que beneficiarnos de ello.

Hoy vamos a conocer cuáles son las más provechosas y, si tienes la suerte de vivir cerca de un lugar con zonas rurales verdes, ¡sé parte del cambio y come alimentos de la tierra!

Podemos elegir entre una gran variedad, entre las que se encuentran las collejas, verdura fina abundante en toda España, y que es deliciosa en guisos con legumbres o para revueltos y tortillas.

Las ortigas también son muy afamadas entre las personas que conocen muy bien el campo. Una planta de tallo dentado que es rica en minerales, vitaminas y estimulante de la circulación. Hay que manejarla con guantes y lavarla adecuadamente antes de consumirla.

Los dientes de león son abundantes en el campo y jardines asilvestrados. Se come la hoja verde en ensalada mayoritariamente. Lo mismo ocurre con la salvia, cuyas hojas son aromáticas. Es tradicional cocinarla con platos típicos italianos como los espaguetis.

Otras plantas y hierbas de valor gastronómico elevado son la salicornia, que crece junto al mar, comúnmente conocida como percebe de pobre por su intenso sabor; la malva, empleado como remedio contra la fiebre y catarros; verdolaga, para ensaladas, pistos y guisos, rica en omega 3; lavanda, para enriquecer postres; o el saúco, para adornas platos, aunque hay que ser prudentes para que no resulten tóxicas.

Todas estas plantas, aunque llevan conviviendo con nosotros desde tiempos inmemoriales, han sido poco a poco olvidadas con el avance de la sociedad y está en nuestras manos volver a retomar su consumo.

El foraging es un movimiento que impulsa esta puesta en valor por las plantas silvestres y su uso gastronómico y medicinal. Es una forma de quitarle el sinónimo peyorativo de ‘malas hierbas’ y convertirlos en productos de calidad y al alcance de todos los consumidores.

Uno de los principales gurús del movimiento foraging es Fergus Drennan, un investigador en alimentación silvestre y educador. Actualmente está inmerso en la elaboración de una guía de alimentos silvestres para que todo el mundo conozca el valor que poseen.

En España también está empezando a coger fuerza y, entre algunos grupos adeptos a las plantas salvajes encontramos el ‘Espigar en Madrid’ , una organización que busca resquicios entre el asfalto de Madrid de su pasado agrícola.